domingo, 25 de abril de 2010

Hay días II

Me despierto con la luz del día, me levanto y viajo al baño sin escala. Los gatos esperan en la puerta. No me lavo la cara, sí las manos. A la cocina urgente, es necesario tomar mate antes de que aparezcan pensamientos. Se acabaron los fósforos y ya no hay encendedores por toda la casa. Busco papel de diario, corto un pedacito, hago un cono y lo enciendo con el piloto del calefón. Listo, la pava ya esta en el fuego y preparo el mate mientras se calienta el agua. Me cuesta respirar, hago fuerza. Tengo los ojos hinchados y húmedos. Quisiera gritar y llorar sin parar. Hasta que se acabe, hasta que me quede muda y seca. El agua ya está caliente. Repasador, agarro la pava y pongo el agua en el termo. Lo voy a cerrar y me acuerdo del quiste en la mano izquierda, me duele. No había notado las cosas que hago con la mano izquierda, siempre pensé que no servía para nada. Siempre estuve equivocada. Cambio de mano y cierro el termo. Me cebo un mate, nada de hacer una montañita de yerba cuidando que una parte no se moje, solo tiro el agua dentro del mate y me meto urgente la bombilla a la boca en busca del oxigeno que me falta esta mañana.

Hoy no sonó el despertador, pero los ojos se me abrieron a la misma hora de siempre. Quizás me despertó Cleopatra cazándome los pies. Morfeo y Gea, esperan que me levante. El agua está muy caliente, soplo la bombilla. Cuando te levantas muy temprano el día se hace largo. Me gusta la mañana, pero hoy no tengo ganas. Me tiro en el sillón y me cebo otro mate, miro el techo. No sé como hago para llorar todo un día sin motivos y al día siguiente seguir con la vida como si nada hubiese pasado. Realmente no pasó nada. El día se puso oscuro y gris para mis ojos y lloré, lloré, lloré hasta que me aburrí.

Aterriza un helicóptero en mi cabeza, sopla viento intenso, el ruido es ensordecedor. Levanto la vista y allá arriba veo un sol desgarrador. Me cebo otro mate y saco pelos del sillón. ¿Cuando vence la tarjeta?. Me quiero comprar zapatos. Otro mate. Hay olor, tengo que cambiar las piedritas de los gatos. El helicóptero detiene el motor. Se larga a llover torrencialmente, siento el agua en la cara, me miro los pies que no se mojan. Me cebo otro mate y prendo la computadora. Mañana tengo que trabajar y sigo teniendo ganas de llorar. Llueve. Estoy seca. Me cebo un mate más. Tengo los dientes apretados. Los puños cerrados. No puedo abrir la boca. No quiero abrir las manos. No puedo dar. La pascua ha sido eterna como mi angustia.

4 comentarios:

Nadim dijo...

Suena tanto a mis últimos 4 días. Levantarse temprano por inercia, un agujero en el medio del pecho, el estómago asqueado, los ojos rojos de tanto llorar y unas ganas locas de poner fast foward.

Saludos

Unknown dijo...

bien descrito... lo que ya no me gusta tanto es que no sea un puroejercicio de redacción y estés pasándolo mal... venga ánimo¡¡¡¡

Grieguis dijo...

Tranquila no todo es realidad...
yo estoy bien, solo cansada
abrazo
ale

marga dijo...

no hay cosa más linda que te despierten cazándote los pies :)

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