miércoles, 25 de agosto de 2010

Ella

Ella tiene las manos doloridas de tanto apretar el pañuelo. Hace horas que no abre sus puños. Hace horas que junto con el pañuelo aprieta los dientes, ya le dijo el dentista que no es bueno, pero no puede evitarlo. Ese hombre que está frente suyo la mira fijo, con soberbia, altivez, inmodestia, presunción, orgullo, altanería, arrogancia, vanidad, engreimiento, impertinencia, jactancia, suficiencia, fatuidad y pedantería. Ella solo aprieta sus dientes y el pañuelo, reprimiendo el llanto y el grito. No escucha nada a su alrededor, solo lo ve a él y sus adjetivos. Pasó muchos años esperando este momento y ahora que está ahí, a solo unos metros, solo puede hacer fuerza para no derrumbarse o gritar y saltarle con violencia sobre el cuello. Ese hombre la mató cuando apretó el gatillo, pero ella sigue respirando. No sabe como llegó hasta este día, no sabe que comió ni que bebió. No sabe si pudo dormir alguna noche en todos estos años. Pero acá está en pie, muerta, delante de ese monstruo. Quiere morderle las orejas y arrancárselas. Quiere escupir la sangre por todos lados y dibujar con ella las paredes. Quiere soltar el pañuelo de una buena vez. Quiere golpearle la cara con los puños cerrados, tan fuerte con lo sea posible, hasta verle el tabique roto en miles de pedazos. Quiere que llore, que grite, que suplique y que le duela todo y mucho. Quiere que el dolor que sufra sea insoportable, pero que no pierda el conocimiento, que esté consciente cada segundo. Solo atina a aflojar un poco los dedos de la mano para que sus uñas no le corten la palma. Quiere matarlo a mordiscones y desparramar sus tripas por la sala para que todos puedan verlo desangrarse. Quiere verlo sufrir y suplicar, quizás así podría descansar. Ella lo mira fijo con dolor, desconsuelo, pesar, suplicio, tortura, aflicción, angustia, congoja, pena, tormento y calvario. Quiere que ese hombre pague con su cuerpo por lo que hizo. A ella la justicia no le importa, ni le alcanza. La justicia no puede mitigar el infierno en el que ¿vive? Ella quiere morder. Ella quiere arrancar. Ella quiere romper. Ella quiere golpear. Ella quiere gritar. Ella quiere insultar. Ella quiere sangre. Solo atina a abrir la mano, mirarse las heridas y esperar…

2 comentarios:

Evange dijo...

Opa. que fuerte...siento piel de gallina hasta en la cara...

Saludos!

Anónimo dijo...

muy buen texto...de esos que te hacen imaginar la escena...desgarradora, por cierto.

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